La protección del legado del arte afroestadounidense
Tras sumergirse en la escena artística de la ciudad de Nueva York, LeRonn Brooks crea un archivo de la historia del arte afroestadounidense en Getty

LeRonn Brooks está de pie entre archivos adquiridos a través de la Iniciativa sobre Historia del Arte Afroestadounidense del Instituto de Investigaciones Getty (GRI).
Editor’s Note
En honor al Mes de la Historia Negra, Getty rinde homenaje a su Iniciativa sobre Historia del Arte Afroestadounidense (AAAHI), que se centra en la historia, las prácticas y los legados culturales de artistas de herencia afroestadounidense y de la diáspora africana.
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La esencia de lo que hago
Me uní al Instituto de Investigaciones Getty (GRI) en 2019 para liderar la Iniciativa sobre Historia del Arte Afroestadounidense, un nuevo programa para establecer al GRI como un centro fundamental para el estudio de la historia del arte afroestadounidense.
Debido a que fui el primer curador afroestadounidense de Getty y la primera persona que asumió este puesto, mi tarea actual consiste en contribuir a la creación de colecciones de archivos de artistas afroestadounidenses de Getty, generar programas públicos de la AAAHI, trabajar con académicos de la AAAHI y concebir alianzas departamentales e institucionales. Además, soy curador adjunto de diversos archivos de Getty: la Johnson Publishing Company (en asociación con el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense), Paul R. Williams, EJ Montgomery, Dr. Robert Farris Thompson y Maren Hassinger, entre otros. También estoy trabajando en una muestra de la Johnson Publishing Company con el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense (NMAAHC) y en una exposición sobre Paul R. Williams con la Universidad del Sur de California (USC) y el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA).
El descubrimiento del arte
Crecí en Queens, en Nueva York. Mi padre trabajaba como supervisor en la oficina de correos. Mi madre era gerenta de distrito de la compañía telefónica New York Telephone y estaba a cargo de las reparaciones comerciales y residenciales de los cinco distritos. De ella, aprendí mucho sobre gestión. En la familia de mi padre, había muchos familiares que eran artesanos, fabricantes de colchas, carpinteros, costureros y una tía que es diseñadora de indumentaria. De hecho, mi abuela paterna era prima lejana de la cantante Tracy Chapman. Aunque no visité muchos museos en mi infancia (excepto en los paseos escolares), se me permitía crear, dibujar e idear lo que quisiera. Al principio, creaba con piezas de LEGO. Era algo inocente, pero me permitía dar rienda suelta a la imaginación. En la escuela primaria, estudiaba la anatomía de los personajes de cómics y hacía mis propias historietas. Me encantaba todo lo relacionado con la década de los ochenta, como el Hombre Araña y G.I. Joe. Me gustaban los personajes que tenían un lado humano y una faceta excepcional, algo que pudiera usarse para ayudar a la sociedad. Aunque parezca mentira, toda esta preparación finalmente me sirvió para las clases de dibujo con modelo vivo en la universidad y en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York en Manhattan, donde también estudié. Realmente comprendía la anatomía.
El análisis de estos personajes también me dio la oportunidad de reflexionar acerca de dilemas morales. El Duende Verde intenta destruir la ciudad de Nueva York. ¿Qué piensa el Hombre Araña al respecto? ¿Por quién está preocupado? ¿Cómo sabe qué está bien y qué está mal? ¿Cómo evita convertirse en un villano? Parece demasiado para un niño de seis o siete años, pero esto es lo que pensaba.
El poder de la representación
Mis padres provenían de la Alabama de la segregación; migraron a Nueva York en la década de 1960 y fue allí donde se conocieron. Tras haber vivido esa experiencia, sabían que necesitaban imágenes con las que sus hijos se sintieran identificados. Cuando ellos iban a la escuela, no había muchos libros de texto que abordaran la temática de los afroestadounidenses más allá de la esclavitud. Por eso, siempre había una amplia selección de revistas en mi casa. Mi padre leía varios periódicos todos los días, por lo que siempre había diferentes tipos de lecturas en casa. Además de publicaciones periódicas como Newsweek (me encantaban las caricaturas políticas), en revistas como Ebony Jr!, Essence y Black Enterprise me encontraba inmerso en un entorno de representaciones positivas de personas que se parecían a mí. Mis padres no nos obligaban a leer estas revistas a mi hermana o a mí; simplemente las dejaban por la casa y yo terminaba leyéndolas. Sin embargo, a través de ellas, me hice una idea del tipo de personas a las que quería parecerme. ¿Cómo se vestían? ¿Qué tipo de cosas les gustaban? Estar expuestos a esta cultura visual hizo que, de alguna manera, moldeáramos y construyéramos una identidad propia.
El ingreso al mundo del arte

LeRonn Brooks muestra su biblioteca personal y las obras de arte que realizó en su infancia, en la universidad y más recientemente.
Estaba destinado a ser historiador del arte, ya que mis dos asignaturas favoritas eran estudios sociales y arte. Fui a Hunter College en Nueva York porque sabía que ahí enseñaban el fotógrafo Roy DeCarava, el artista Nari Ward y el pintor Juan Sánchez, y quería formar parte de ese programa. Allí aprendí que esto que había estado haciendo desde la infancia tenía un valor intrínseco, y que había legados de artistas que se parecían a mí y que hacían lo mismo. En mi primer año de universidad, trabajaba en el Departamento de Educación del Museo Metropolitano de Arte y comencé la primera de dos pasantías en el Studio Museum de Harlem, la primera en el Departamento de Educación y la segunda en el área de curaduría. Mientras permanecí allí, tuve el privilegio de conocer a todas las diferentes generaciones de artistas y curadores afroestadounidenses, incluidos Kinshasha Conwill, Lowery Sims, Thelma Golden, Kellie Jones, Deborah Willis y Christine Kim. Mi trabajo en Getty me permite tener conversaciones de diversos tipos y niveles con personas que conozco desde fines de la adolescencia, cuando empecé en el Studio Museum de Harlem. Me abrió un mundo nuevo en términos de exposición a una historia más profunda del arte y la comunidad artística afroestadounidenses.
Obtuve mi licenciatura en Bellas Artes (BFA) en pintura y una mención secundaria en historia del arte en Hunter College. Me di cuenta de que siempre tendría la posibilidad de pintar, pero que el tiempo para conseguir un doctorado es muy limitado. En tercer año, obtuve una beca del Centro de Posgrado de Hunter y decidí presentar una solicitud para un doctorado en historia del arte. Entonces pasé de un programa de licenciatura en pintura a un programa de doctorado. Allí estudié con Robert Storr, Katherine Manthorne y Michele Wallace. Finalmente, fui el primer hombre negro en obtener este título en el Centro de Posgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
De Nueva York a California
Después de graduarme, quería quedarme en Nueva York, por lo que empecé a dar clases como profesor adjunto en universidades de la ciudad. Había recesión y no abundaban los empleos atractivos en el mercado. Fue una época difícil; la vida de un profesor adjunto en la ciudad de Nueva York puede ser realmente desgastante. No obstante, un aspecto fundamental en mi vida era la conexión con artistas que me reconocían como tal. Participaba en círculos de artistas en Nueva York, asistía a inauguraciones y establecía vínculos de amistad con personas creativas. Yo también lo hice, pero me llevó un tiempo darme cuenta. Por ejemplo, desarrollé un programa de televisión pública que presentaba mis conversaciones con artistas. Obtuve becas de poesía de la revista Callaloo y de Cave Canem Foundation, y comencé a hacer curaduría con el Consejo de las Artes del Bronx, y con Claudia Rankine y el Instituto Imaginario Racial. También escribí ensayos para catálogos, principalmente porque la forma en sí era manejable. Dentro de la poesía, hay poetas que prefieren los sonetos y otros que optan por las villanelles y los haikus. Yo prefería los ensayos. Así lo entendía. Mi vida académica se volvió más productiva, poderosa, seria y sincera gracias a las relaciones con artistas y la exploración de mi propia creatividad.

Brooks hizo este dibujo, inspirado en una fotografía de National Geographic, cuando era estudiante en Hunter College.
Era titular del departamento de Estudios Africanos de Lehman College cuando vi por primera vez el anuncio de un nuevo puesto en Getty, en la AAAHI. La rutina de un profesor es sumamente estructurada: corregir trabajos, preparar clases y reunirse con los estudiantes durante las horas de consulta. Esa rutina puede ser gratificante, pero al mismo tiempo, me parecía que tenía otras facetas que realmente aún no había explorado y que, a la vez, podrían ir más allá de mi rol como profesor. Al principio pensé que mudarme a California sería un cambio de vida muy grande. Después, personas a las que respeto mucho me enviaron el anuncio y me recomendaron que lo considerara seriamente. Presenté mi solicitud y pude vislumbrar la posibilidad de cambio generacional de este puesto y el legado que podríamos construir aquí. Consideré que mis experiencias profesionales y personales coincidían con el objetivo primordial de la AAAHI. Al final, llegué a la conclusión de que era razonable aceptar el puesto cuando me lo ofrecieron.
Archivar desde la empatía
Existen historias de explotación de la generación anterior de artistas afroestadounidenses. Muchos habían entregado sus materiales a instituciones específicas y manifestaron su descontento con el trato que recibieron tanto los materiales como ellos mismos. Por eso, para mí, era importante hacer hincapié en la empatía y el respeto por las obras en las que ellos habían trabajado toda su vida. Imaginen vivir décadas sabiendo que el trabajo propio se encuentra al mismo nivel que el de sus colegas blancos, pero que la crítica no visita sus estudios y prácticamente ignora su presencia. Ahora hay un renovado interés por revisar las obras de las décadas de 1960 y 1970. Para hacer este trabajo, es necesario comprender la historia. Debo ser muy consciente de que muchas de estas personas vivieron esta historia particular (al igual que mis padres) y no recibieron un trato respetuoso por parte del mundo artístico.
Obras de arte favoritas en Getty
Me encanta mirar los cuadernos de Betye Saar en las colecciones del GRI. Adoro la poesía de Toni Morrison y los grabados de Kara Walker. Me fascinan los grabados de Jason Moran y Alison Saar que adquirimos recientemente. Pero lo que más me apasiona no está procesado; es material que se encuentra en los archivos. Me enorgullece haber sido el curador principal en la adquisición de Johnson Publishing Company (JPC). Trabajé en equipo con los abogados que manejaron el proceso de la quiebra de esta compañía (y el personal remanente de JPC, Vickie Wilson y John Roach) para acceder al archivo y evaluarlo antes de la subasta. Fue como “cerrar un círculo” en relación con mi afinidad de toda la vida por las publicaciones de JPC. Pero llevará años procesarlo y dejaré esa tarea en manos de Steven Booth, el nuevo archivista de JPC. Lo grandioso del GRI es que recopilamos materiales que un investigador puede manipular físicamente. Es una experiencia transformadora estudiar algo durante tanto tiempo y luego poder verlo en persona, analizarlo, escribir sobre ello y ayudar a conservarlo para las futuras generaciones.
Qué debe saber la gente acerca del arte afroestadounidense
Creo que la mayoría no entiende que la historia del arte es también la historia de la segregación. Si pensamos en la Nueva York de la posguerra y la afluencia de artistas de Europa a América, es importante recordar que la comunidad artística afroestadounidense también compartió espacios de aprendizaje o contactos informales en los cafés. La comunidad artística afroestadounidense introdujo nuevas formas y enfoques del arte y la práctica artística, pero rara vez se reconoció su contribución. Las omisiones han persistido durante demasiado tiempo. ¿Quién cuenta esas historias? Si nadie lo hace, es posible que, al completar una formación en historia del arte, creer que la comunidad artística afroestadounidense nunca estuvo presente. Estos son los errores que debemos corregir para que la historia del arte sea más relevante de lo que es en la actualidad. Necesitamos nuevas voces que narren historias y enfoques de investigación actualizados. Eso es lo que quiero hacer. Ser facilitador y protagonista dentro del movimiento hacia este futuro esencial y necesario.